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FELIX FELICIS
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Pasada ya la horrible experiencia en la clase de defensa contra las artes oscuras, se veía entusiasmada ante la de pociones. Esta vez llegó algo más temprano que los demás y el profesor a cargo le dio la bienvenida. Así, logró repasar su libro o más bien, ojearlo y así saber lo que vendrían las próximas clases. Su madre había sido excelente en posiciones, así que agradeció un poco el saber algo más que los demás de sus compañeros.
Cuando se dio la hora de comenzar, vio como algunos entraban rápidamente al salón y el profesor se colocó adelante para presentarse.
—Hola a todos, soy el profesor Slughorn y este año les haré pociones. Les doy una gran bienvenida a mi clase y… comencemos ya. Hoy les he traído un desafío, el que mejor me prepare una poción de ojos abiertos se ganará… Felix Felicis. Tienen dos horas para preparar la poción, mucha suerte a todos.
¿Felix Felicis? Se preguntó para sí misma. Había oído del felix felicis pero jamás pensó tener la oportunidad de obtenerla. Comenzó a trabajar rápidamente, eso era bueno ya que era bastante concentrada en sus trabajos y no dejaría que nada le distrajera. Pero, había un chico que no dejaba de hacer ruido. Para su mala suerte, se encontraba detrás de ella y logró captar sus intenciones.
No dejaría que aquel muchacho le ganara, aunque él tratara de distraer a todos con el ruido que hacía. Así que prefirió ignorarlo de todas maneras y siguió concentrada en su poción.
Obviamente le disgustaba que hiciera aquello, pero sabía que nadie quien hace trampa la cosa le sale mejor. Ya faltaban unos pocos minutos para que el profesor diera por terminado el desafío y pasó algo que encontró increíble.
La poción le estaba saliendo a la perfección y mientras esperaba, al chico de atrás por un gran descuido, rebalsó un ingrediente fuera de la receta de la poción y esta, explotó.
Rió bastante fuerte al ver la situación, ya que parecía que al muchacho se le habían quemado hasta las pestañas. El profesor le llamó la atención y lo mandó a enfermería para que lo revisaran asegurándose así, de que nada malo le pasara.
El tiempo terminó y el profesor Slughorn ya había revisado las pociones de todos. Se encontraba bastante entusiasmada, había trabajado duro y esperaba ganar la tan ansiada Felix Felicis.
—Felicidades muchachos, trabajaron bastante bien pero lamentablemente solo uno de ustedes preparó la mejor poción de los ojos abiertos. Y esa persona es… ¡Ayumi!